• Los pescadores artesanales han caído en una de las peores situaciones económicas de su historia y dicen que son los olvidados de la cadena productiva, que solo se acuerdan de ellos para Semana Santa.
    Los pescadores artesanales han caído en una de las peores situaciones económicas de su historia y dicen que son los olvidados de la cadena productiva, que solo se acuerdan de ellos para Semana Santa.
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Además de la cuarentena y la baja captura de productos del mar, dicen que en los cinco meses de la pandemia han recibido una escasa ayuda de las autoridades. Cada vez les cuesta más mantener a sus grupos familiares y pagar los gastos básicos de una casa.

Los pescadores artesanales no quieren caer en la desesperación y con un grado de orgullo que los caracteriza precisan que nunca les ha gustado pedirle ayuda a nadie, porque el esfuerzo y el trabajo los ha hecho hombres dignos y sin dependencia.

Sin embargo, la situación en los últimos cinco meses se les ha ido tornando apremiante, ya que la pesca que viene cojeando hace algunos años, escasea a veces y les cuesta acceder a los productos del mar.

Además, la aplicación de cuarentena los dejó prácticamente sin compradores con todos los locales cerrados y con preocupación han visto que las autoridades no les han brindado la ayuda que esperaban.

Los dirigentes de la caleta de Coquimbo señalan que el único apoyo que han recibido por estos días son algo más de 60 cajas de mercadería y son 200 pescadores, cada uno con familia. “Con eso no hacemos nada”, señalan.

La situación, los apremia, pero dicen que antes de caer de rodillas están molestos, porque ven que no se abre ninguna puerta a pesar de haberlas golpeado.

El tesorero de la Federación de Trabajadores del Mar,  FETRAMAR, Ricardo Godoy, señala que hace dos días recibieron la primera ayuda del gobierno, “somos más de 200 pescadores y nos llegaron 63 cajas, qué podemos  hacer con los restantes pescadores a los que no les haremos llegar su caja, no podemos hacer nada”.

Consultado si no han recibido apoyo económico, el dirigente contestó que “yo he escuchado que el gobierno ha ayudado a los colectiveros, a los micreros, a los furgones escolares con bonos de 350 mil pesos y a los pescadores nada. Para el gobierno los pescadores no existen, solo cuando llega la Semana Santa, ahí existen los pescadores”.

Al señalarle si han gestionado apoyos,  Godoy señal que sí, que han golpeado muchas puertas. “Hemos hecho muchas gestiones desde el principio, después nos cansamos, porque nosotros  somos de harto sacrificio y nunca nos ha gustado andar mendigando. A nosotros nos gusta ganarnos la plata honradamente y con sacrificio”.

“Qué podemos hacer, si nosotros vivimos de la gente que viene a comprar el pescado. Acá estamos, mirándonos las caras unos a otros, vienen las Fiestas Patrias y pasar unas fiestas sin plata es difícil”. Ricardo Godoy, tesorero de FETRAMAR.

Baja en la captura

Según señalan los hombres de mar, además de que los ha golpeado fuerte la pandemia, hay una baja en la captura y aunque mantienen la caleta abierta es como si estuviera cerrada, porque tampoco hay a quien venderles los productos.

Dicen que se les cerró la captura del jurel y que a partir del primero de septiembre entra en veda la merluza (pescada), también se les ha cerrado la captura de la sardina. “Al final, nos tienen por todos lados ahogados con las leyes y no sabemos qué podemos hacer hoy día”, señalan.

Vivir al día

Señalan que además viven del día a día, no reciben un sueldo y dependen del mar.

Otro factor que los ha afectado es la cuarentena, porque con esta medida desaparecieron los compradores.

“Qué podemos hacer, si nosotros vivimos de la gente que viene a comprar el pescado. Acá estamos, mirándonos las caras unos a otros, vienen las Fiestas Patrias y pasar unas fiestas sin plata es difícil. Además, todos los días hay que comer, hay que pagar los consumos básicos, las cuentas de la luz de 35 mil pesos; el agua y todas las tarifas subidas y no tenemos ingresos”, reseña Ricardo Godoy.

La situación se repite en todas las caletas, dicen, y esperan que por lo menos el gobierno los escuche y les pueda apoyar económicamente como lo ha hecho con otros gremios a los que les ha aportado con bonos de 350 mil pesos. “No sabemos qué hacer, hasta ahora nos han dado calmantes solamente”, insisten.

Aunque dicen entender que la ayuda tiene que llegar a todos y que las necesidades son grandes, se sienten desplazados por las autoridades.

Dicen que son parte de la sociedad y también de la cadena productiva, por lo que sienten que deben ser considerados cuando se adoptan medidas  hacia las organizaciones gremiales que se encuentran en situación crítica.

 

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