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Lautaro Carmona
El icónico mercado de La Serena ya venía con una baja en las ventas tras el terremoto que se registró en la región en enero de este año, por lo que esperaban con ansias los meses de octubre y noviembre y la llegada de delegaciones de estudiantes y adultos mayores que solían visitar la zona. Tras el estallido social dicen que ven incertidumbre la temporada estival y, ante ese escenario decidieron salir a promocionar sus productos y atraer al público que transita por el sector.

Considerado como el corazón de La Serena y uno de los mercados artesanales más atractivos del país, La Recova, al igual que muchos microempresarios y emprendedores del país, intentan reimpulsar sus ventas y aumentar el flujo de los visitantes de cara al periodo estival.

El estallido social ha generado una inseguridad e incertidumbre que los ha tomado por sorpresa y, es que estos cuarenta y ocho días no han sido fáciles, teniendo que modificar sus horarios por las manifestaciones, pero además, se han visto en la obligación de buscar nuevas formas para atraer público.

El lunes un grupo de locatarios de los restaurantes, ubicados en el segundo piso, se instalaron en el frontis del edificio con la intención de llamar la atención de los transeúntes vendiendo ceviches de reineta. La operación fue todo un éxito y pretenden replicarla al menos tres días a la semana.

Así lo relató, Ana María Espinoza, dueña del restaurante Costa Serena, quien participó de la instancia y aclaró que las ganancias serán destinadas a pagar insumos e ingredientes, además de electricidad y agua.

“Estaremos los lunes, martes y miércoles a las 13 horas promocionando nuestros productos todos preparados con ingredientes frescos y naturales. Esta es una forma de ayudarnos entre nosotros mismos”, expresó.

Espinoza dijo que compartía las demandas levantadas por la sociedad, pero que es necesario demostrar empatía con las “dos caras de la moneda”.

“Para nosotros, que somos pequeños microempresarios y vivimos de las ventas diarias, este mes ha sido terrible. En La Recova todos hemos sentido los efectos negativos del estallido y ninguna autoridad se ha acercado a preguntarnos u orientarnos de qué manera podemos reimpulsar nuestros negocios”, expresó.

La locataria manifestó que ese gesto demuestra una segregación por parte de los entes gubernamentales y que hoy por hoy, el icónico lugar es el “patrio trasero” de una de las ciudades más turísticas del país.

“El visitante que viene a la zona y no pasa a La Recova, no vino a La Serena. Es uno de los lugares más representativos de la zona, la gente que llega se va muy contenta por la calidad de nuestros productos y servicios”, aseveró.

La iniciativa

La iniciativa la impulsó Jeanette Bruna, locataria del restaurante “Dos A”, quien comentó que el principal motivo fue la baja de visitantes en el sector donde se encuentran los locales de comida y peluquerías.

Bruna comentó que el estallido los ha obligado a replantearse la estrategia de negocio y por eso decidió promocionar sus productos en el ingreso de La Recova, idea que fue ampliamente apoyada por sus colegas aunque despertó algunos comentarios de los emprendedores instalados en calle Cienfuegos, ya que habrían cuestionado el uso del espacio.

Cabe precisar que La Recova es un edificio privado y que la plaza donde están agrupados los artesanos y floristas es un bien nacional de uso público administrado por la municipalidad de La Serena.

Un mal año

La crisis que inició el 18 de octubre sólo acentuó una situación que se venía arrastrando desde hace algunos meses atrás. El terremoto que se registró el 19 de enero de este año fue el primer golpe al sector, ya que provocó una fuga masiva de turistas.

Durante las festividades del año, las ventas lograron repuntar pero esperaban con ansias los meses de octubre y noviembre y la llegada de delegaciones de estudiantes y adultos mayores que suelen visitar la zona en el marco de cierre de fin de año.

“En este momento hay una incertidumbre enorme de todos los locatarios de saber lo que va a pasar en enero o febrero que eran los meses que esperábamos para sobrevivir el resto del año. Ahora todo es incierto”, indicó Ana María Espinoza.

Una situación similar, aunque con algunos matices es lo que viven los locatarios que se dedican a vender productos de papaya o artesanía de la zona, emplazados en el primer piso.

“Cuando empezó la crisis las ventas bajaron considerablemente, yo personalmente estuve una semana sin abrir, porque no sabía qué se venía, y ahora hemos ido retomando lentamente a la normalidad, de a poquito nos hemos ido poniendo en orden, en este momento sólo nos estamos manteniendo”, comentó Rosa Vargas del local 165.

Respecto a la llegada del verano, Vega dijo que hay mucha inseguridad y que entiende el temor de la gente, aunque se muestra optimista.

“Mi público es de Santiago y con este escenario es entendible que no quieran dejar solas sus casas, yo la verdad es que no sé qué va a suceder, ojalá en los meses de verano llegue gente”, apuntó.

La Recova sigue en pie

Varios locatarios de La Recova comentaron que viven de las ventas diarias y que a pesar de la baja, hasta el momento no se han visto en la obligación de despedir personal.

“No queremos llegar al extremo de despedir trabajadores, porque nosotros también entendemos que detrás de ellos hay familias, nosotros seguimos de pie luchando. No vamos a despedir a nadie, además son muy leales”, indicaron del Restaurante Costa Serena.

Ana María Espinoza explicó que el edificio no ha sido blanco de saqueos masivos, con excepción de un locatario que en los primeros días del estallido sufrió, pero que fue mínimo.

“Hemos sido cautelosos, tenemos un grupo de WhatsApp donde nos informamos de todo, además el cierre es a las 18 horas, justamente para evitar tener abierto en las horas de manifestaciones más intensas”, concluyó.

Artesanos y floristas

El escenario en los locales de artesanos no es muy distinto a lo que viven los locatarios de La Recova, ya que al estar en la plaza sienten en “primera persona” la inseguridad de quienes transitan a diario por calle Cienfuegos.

Ana Rodríguez, una de las fundadoras e impulsoras del espacio y que trabaja en el lugar desde el año 1994, relató que las ventas bajaron más del 50%. Y que al igual que los restaurantes han comenzado a realizar algunos eventos los fines de semana para atraer público.

“Nosotros esperamos el fin de año, porque se supone que son los mejores meses, porque llegan cruceros, delegaciones, pero con todo esto no ha venido nadie, de repente sólo vendemos para pagar el día”, detalló.

Rodríguez, que es artesana hace más de 34 años, explica que ve a la gente asustada y queriendo regresar a sus casas temprano, “la gente está preocupada de comprar mercadería por si pasa algo más adelante”.

Pese a lo negativo que fueron las primeras semanas, la mujer aclara que afines de noviembre notó un cambio de actitud en la población, “yo creo que la gente se acostumbró a las manifestaciones, a vivir con incertidumbre”.

“Estamos ante un escenario incierto, esperemos que esto sea resuelto y que las autoridades puedan ver y llegar a un acuerdo y que puedan darle a la gente lo que se está pidiendo, porque no es tanto, es lo justo”, exclamó.

José Arancibia, dueño de la florería Chelita, expresó una baja considerable en la venta de bouquets o decoraciones para matrimonios, bautizados y graduaciones. Situación totalmente distinta a otros años en esta misma época.

“Mis ventas han sido muy malas, han bajado mucho, aunque esta semana ha repuntado un poco. Pero todo tiene relación con el escenario incierto que estamos viviendo, no sé”, manifestó.

 

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