Para ser exitoso laboralmente se necesita tener ciertas condiciones o características que normalmente se asocian por una parte a las competencias técnicas o profesionales, también llamadas “duras” y por otra parte a las competencias personales relacionadas con las características de las personas, frecuentemente llamadas “blandas”. Pero ¿qué debemos entender por éxito laboral y por competencias?

El éxito en el trabajo es tal vez  uno de los principales objetivos de la mayoría de las personas. El éxito laboral muchos lo conciben como la oportunidad de desempeñarse en las tareas que más lo apasionan y otros como una meta que les permitan bienestar y desarrollarse. Ahora independiente de esto, el éxito en términos generales, lo garantizan las competencias ya señaladas.

Las competencias laborales generales se definen como el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que una persona tiene o debe desarrollar para desempeñarse de manera apropiada en cualquier medio laboral productivo.

Las competencias técnicas o profesionales son aquellas que están referidas a las habilidades específicas implicadas con el correcto desempeño de un puesto de un trabajo determinado donde se ponen en práctica los conocimientos específicos que han sido aprendidos a través de un programa sistemático logrando una certificación. Como las competencias duras son relativamente fáciles de demostrar con las certificaciones que las personas pueden adquirir, centraré los factores de éxito laboral en las competencias personales que no necesariamente deben ser adquiridas a través de estudios regulares, sino más bien estas habilidades las forjamos fundamentalmente cada uno de nosotros como personas, algunas desde el seno familiar y otras desde la formación básica.

En este escenario cobra mucha importancia para el éxito laboral las siguientes características de las personas: la actitud positiva, la proactividad, el respeto, la responsabilidad, la cordialidad, la perseverancia, la puntualidad, la coherencia, el interés por aprender y adaptarse y la prudencia entre otras. Como sabemos que hay más, nombramos al sentido común como la sumatoria de todas las anteriores competencias y otras más. Queda como desafío el entendimiento y aplicabilidad de estas competencias blandas.

Si ponemos el alma y el espíritu en lo que hacemos, es decir nuestra pasión por el trabajo, agregamos la perseverancia en el logro de los propósitos y ello lo sumamos a las habilidades conseguidas a través de nuestros estudios, tendremos asegurado el éxito laboral.

No obstante lo anterior, si algún aspecto de nuestra vida no anda bien, sentiremos un desequilibrio que nos impedirá conseguir la felicidad que anhelamos. Por ello, aunque nos centremos en el éxito en el trabajo, siempre es necesario que tengamos consciencia que el trabajo siendo importante, no lo es todo en la vida.

 

 

 

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