El 31 de agosto se conocerán los resultados preliminares del Censo 2017, donde se podrá despejar una incógnita no menor: cuántos extranjeros están viviendo en nuestro país en la actualidad. El fenómeno de la migración está de manera permanente en el debate político de estos años y ha sido usado incluso como herramienta para diseminar el miedo y la incertidumbre.Coincidentemente, el Gobierno envió al Congreso un proyecto que moderniza la legislación de  extranjería. El proyecto fija un sistema de principios, derechos y deberes; regula el ingreso, salida y permanencia; las sanciones y un sistema nacional de política migratoria, para evitar la trata de personas.Ya era hora. Chile viene recibiendo grandes cantidades de personas migrantes desde distintos puntos del mundo, sin que se haya hecho un esfuerzo de Estado por actualizar la legislación que regula el ingreso y permanencia de personas de otros países. Este es un fenómeno que tarde o temprano nos iba a tocar como nación, ya que, en general, todos los países del mundo tienen tasas de migración bastante más altas que las que tiene Chile en el papel.Éste es un buen país para vivir. Tenemos buenos índices de calidad de vida, bajos niveles de violencia y delincuencia –por mucho que la derecha diga lo contrario-, buen sistema de educación e incluso enseñanza gratuita para los más vulnerables, y buenas opciones laborales para extranjeros. De hecho, las tasas de ocupación de los inmigrantes están por sobre las que exhiben los propios chilenos.Lo que resta ahora es establecer un claro marco legal que fije no sólo los derechos que tienen las personas que deciden venir a Chile a buscar una mejor vida, sino que por sobre todo las responsabilidades que esta decisión conlleva. Los chilenos tienen miedos y dudas que son razonables y todas esas incertidumbres se acaban una vez que la ley señala el marco que regulará las relaciones entre nacionales e inmigrantes.No hay que olvidar que todo Chile es una nación producto de la inmigración y que sobre esa base, tenemos que ser capaces de mirarnos al espejo y entender que si buscamos lo suficientemente lejos en nuestros antepasados, siempre encontraremos a alguien que llegó a este suelo esperando surgir. 

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